Disclaimer
Esta publicación no pretende animar a nadie a caminar descalzo en condiciones invernales, ni siquiera con calor. La única pretensión es explorar diversas técnicas de supervivencia de las fuentes consultadas, en un entorno controlado y seguro, para valorar su utilidad en una situación de emergencia real. Dadas las limitaciones metodológicas de la prueba, no podemos aseverar con certeza su funcionamiento en otras condiciones, tan solo sacar conclusiones personales, disfrutar la experiencia y seguir aprendiendo.
Fuente original
La primera noticia que tuve de este recurso fue a través de este post de Instagram del gran Cody Lundin, que a su vez lo había aprendido del Maestro Mors Kochanski:
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Tanto Lundin como Kochanski proponen utilizar como protección para los pies únicamente tres pares de calcetines de lana gruesa. Aseguran que los pies se mantienen calientes y que es protección suficiente para no tener sensación de frío ni congelarse en condiciones invernales en un bosque boreal, incluso después de sumergir los pies en agua.
El «experimento»
Condiciones del «laboratorio»
Nos disponíamos a pasar una estupenda mañana de juegos infantiles en la nieve, de esas de trineo, guerra de bolas, muñeco de nieve e intento de iglú incluido. El escenario fue la vaguada de un arroyo con mucha nieve en algún lugar de la Sierra de Guadarrama. Las condiciones del entorno fueron una mañana soleada de invierno, con temperaturas máximas de 2ºC y mínimas de -2ºC sin viento (un lujo de meteorología). Teníamos un espesor de unos 30cm de nieve polvo seca con capas inferiores algo congeladas. Esta nieve se fue licuando hacia el medio día, la clásica «papa» de Sierra Nevada.

Condiciones del laboratorio. En algún lugar de Guadarrama
Duración del experimento
El cambio de bota por calcetines lo realice a las 11:30 y volví a calzarme las botas sobre las 14:00. Total 150 minutos de prueba. No es mucho, pero nos sirve para hacernos una ligera idea. En el futuro habrá que realizar una prueba más extensiva.
Material de trabajo:
Tres pares de calcetines, los internos algo más técnicos y de lana merina y los otros dos pares exteriores de lana gruesa, del los de la abuela de toda la vida.
Registro de sensaciones:
La primera sensación al cambiar las botas semi rígidas de alpinismo por los calcetines de lana fue que mis pies volvían a entrar en calor. Los pies ya no estaban comprimidos y al volver a mover los dedos la sangre circulaba de nuevo calentándolos. Mientras caminaba, notaba como el pie se adaptaba a la superficie, notando las irregularidades de la nieve y si pisaba algún arbusto enterrado, sin llegar a molestarme o pincharme. La nieve, que al principio estaba seca, no me mojaba el calcetín externo, sino que iba pegándose y formando una costra «protectora».
Temí no tener tracción en las zonas de pendiente o nieve más dura, pero nada más lejos de mis temores. En pendiente, tanto de subida como de bajada, el pie se hundía creando un escalón. Además el hecho de amoldar el pie a la zona que pisas generaba más superficie de contacto, por lo tanto un buen agarre y mejor gestión de la pisada a nivel plantar y de tobillo. Es cierto que en la bajada pisaba con cierto recelo por el miedo a que alguna rama me pinchase el pie y en las subidas no pegaba el «punterazo talla-escalones» con tanta alegría como con las botas, pero me movía con facilidad.
Al cabo de una hora con los pies ¡calientes!, comencé a notar algo de frío en los talones y metatarsos, es decir, en las partes donde más se comprimía el calcetín contra el suelo. No era un frío molesto, mucho menos que con las botas puestas. Tras un tiempo de pie parados, viendo como las peques disfrutaban con el trineo, este frío aumentó y decidí sentarme y chequear la humedad dentro del calcetín interior. Pude confirmar que en las zonas en las que el calcetín se había presionado mi calor corporal había logrado derretir la nieve y humedecer esas partes, de ahí lo incomodo. El resto de calcetín parecía aparentemente seco. También evalué la irrigación capilar en la zona de los dedos, presionando y viendo como volvía a enrojecerse, y era estupenda, es decir, no se había vaso constreñido la zona en exceso. Decidí prescindir del calcetín interior para colgarlo de un pino y secarlo al sol y así retornar al parking con el pie seco, por lo que continué solamente con dos calcetines de lana gruesa.
Al cabo de las dos horas y media cese la prueba, con los pies ligeramente fríos, el calcetín externo húmedo y muy, muy satisfecho con la experiencia.

Detalle de la nieve apelmazada en el calcetín exterior
Fisiología y termodinámica para Dummies:
¿De qué depende que el pie esté caliente?
Vamos a empezar con la fisiología. La capacidad de mantener un pie caliente depende de varios factores fisiológicos:
- La capilarización y el diámetro de los vasos sanguíneos de la zona.
- La temperatura del núcleo y la vasoconstricción de las zonas periféricas. Cuando nuestra temperatura central disminuye, el hipotálamo envía la orden de comprimir las arterias distales para recluir la sangre, y por lo tanto el calor a los órganos vitales. Es decir, prefiere perder los pies por congelación que morir por hipotermia.
- La fluidez de la sangre, es decir si contiene mayor o menor volumen de plasma. Esto condiciona la presión arterial y la capacidad de hacer llegar sangre a los vasos de menor diámetro, como los de los dedos.
- Las condiciones personales limitantes: medicación, tabaquismo, lesiones, pies acostumbrados al calzado,…
En cuanto a la parte física del asunto, los factores que hacen que mis pies se enfríen son:
- La temperatura ambiente. A más frío cesión de calor de nuestro cuerpo al medio.
- El viento y la humedad, que aceleran la perdida de temperatura por convección.
- El contacto con una superficie, que hará que intercambiemos calor con ella. En este caso la superficie es nieve, por lo tanto cederemos calor a está.
- La radiación. Nuestros pies irradiarán calor al medio, pero también podremos recibir radiación, la del sol o fuego.

¡¡¡¡¡ASÍ NOOOOOO!!!!!
¿Por qué funciona este invento?
LA LIBERTAD EN LOS PIES
Los pies se mantienen en movimiento, sin compresión de la bota y por lo tanto se favorece la circulación y la bomba muscular que contribuye al retorno venoso, aportando sangre caliente mediante los vasos aferentes. Este hecho y los efectos de la altura, explican en parte porque el número de congelaciones de los pies es mayor expediciones en altura que en las polares. Las botas de estos últimos al no necesitar ser tan técnicas pueden ser más anchas.
EL PODER DE LA LANA:
La lana es una fibra natural con una característica destacada, aísla incluso mojada. Esto es gracias a que su interior es hueco, como si llevásemos un colchón de aire alrededor de los pies. Esto añadido al espacio que creamos entre cada calcetín.

Vista del corte transversal de una fibra de lana
LA NIEVE ABSORBE HUMEDAD:
Si la nieve no se ha compactado, entre los copos de nieve existen huecos de aire, esto hace que por capilarización cada vez que pisemos, la humedad de nuestros pies sea absorbida por esta fría y gran esponja. Esto explica porque a medida que la nieve se iba transformando por el calor, mis pies dejaban de estar secos como al inicio.

El aseo plantígrado
Posibles aplicaciones prácticas
La principal aplicación que deriva de este experimento es ser capaz de progresar por un terreno nevado cuando nuestras no están a la altura o nuestros pies ya no las aguantan.
Podríamos inventarnos hipotéticas situaciones en las que se nos rompe una bota (la clásica charlatana) o que durante la noche algún zorro ladrón no las roba atraido por el olor a queso picón, o que he pospuesto tanto la prevención y tratamiento de una ampolla que caminar se convierte en tarea para faquires. Aunque he vivido en tercera persona todas esas situaciones, se pueden evitar con previsión, chequear si el caucho se cae a trozos, atar las botas en alto durante la noche o proteger las zonas del pie con mayor fricción. Al margen de suposiciones semifantásticas, lo verdaderamente positivo de esta experiencia es tomar conciencia de que somos mucho más capaces de lo que creemos, con mucho menos de lo que llevamos habitualmente. Haber experimentado y tener la seguridad de poder andar o correr descalzo durante varios kilometros te insufla un sentimiento de poder y de seguridad. Lo mismo nos pasa con otras experiencias que nos acercan a nuestro antepasados y nos alejan de la vida moderna: alimentación y ayuno, exposición a temperaturas fuera del rango de confort, esfuerzo físico,…
Secundariamente nos ayuda a conocer los materiales que utilizamos en actividades en la naturaleza: sus características, posibilidades y limitaciones. De un tiempo a esta parte la lana se ha vuelto a poner de moda como primera capa, por su capacidad aislante, su transpirabilidad y que no retiene tanto el olor a sudor, como los materiales sintéticos.
Personalmente, suelo llevar casi siempre un calcetín fino de lana merina y cuando preveo pasar noche me acompañan un par de estos calcetines gruesos para mantener mis pies calientes y secos durante la noche. Podría ser interesante en actividades invernales incluir un segundo par de recambio, en una bolsa al vacío , que no debería ocupar demasiado volumen.
Ventajas y limitaciones
Como todo en la vida tiene pros y contras que hay que sopesar antes de tomar una decisión. Vamos a enumerarlos
Ventajas:
- Es un procedimiento efectivo
- Utiliza materiales polivalentes, asequibles, accesibles, portátiles reutilizables, sostenibles y relativamente ligeros.
Limitaciones:
- Desconocimiento de como se comportaría en otros terrenos: hielo, terreno mixto, barro, terreno seco…
- Aunque el experimento parece prometedor habría que probarlo en condiciones meteorológicas más exigentes, durante mayor tiempo y caminando más distancia.
- En actividades donde cada gramo cuenta sería uno de los elementos a descartar en la mochila.
- Si no estás habituado/a a caminar descalzo/a puede que tus sensaciones sean más intensas.
Pues hasta aquí este experimento casero. Espero que os haya resultado útil.
Recuerda que el aprendizaje de las técnicas de supervivencia se basa en: conocimiento, aplicación, reflexión y práctica. Puedes comentarnos que te ha parecido o probarlo y compartir tus propias impresiones.